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Sexo y trabajo en el siglo XVIII

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Genaro Chic García¡

<genarochic@gmail.com>
Archivos adjuntos 16 de noviembre de 2010 10:29
Para: "“Pablo Rodríguez Alberich\"" <fearuth@gmail.com>

Cambios del comportamiento sexual y de la vida familiar de las clases bajas a partir de la segunda mitad del siglo XVIII

 

            A través de la relación directa entre ambos sexos, las condiciones de producción de la industria rural [sobre todo textil, de carácter doméstico, donde trabajaban por igual hombres y mujeres] produjeron un cambio en la trama social. Debido a la disminución de la importan­cia del patrimonio y la herencia como requisitos para la formación de una familia, el control político y la autoridad patriarcal fueron disolviéndose progresivamente. Esto tuvo como resultado la posibilidad de una elección más personal de la pareja, aumentando la libertad para formar una familia, lo que a su vez contribuyó a posibilitar una «transformación del mundo de los sentimientos eróticos» (R. Braun). Aun así, la elección de la pareja, los comienzos del matrimonio y el comportamiento sexual no perdieron su relación «objetiva» con el proceso de producción. Al contrario, la individua­lización y personalización de las relaciones entre hombre y mujer fueron consecuencia de las necesidades de la producción doméstica:

 

            Una vez perdida la base agraria, la supervivencia de la familia ya no dependía de la transmisión de la propiedad, sino del «capital de fuerza de trabajo de ambos cónyuges» (M. Segalen) y de la continua regeneración de dicho capital mediante el proceso de reproducción biológica. La expresión de los sentimientos «eróticos» no quedó confinada a una esfera «libre» e independiente del proceso de traba­jo, sino vinculada de forma concreta al proceso de producción do­méstica: «Donde las personas de ambos sexos se encuentran siempre juntas en la caldeada atmósfera de la misma estancia... y ocupándo­se en un trabajo que requiere tan poco de sus pensamientos o de su corazón», se suele pasar el tiempo charlando «sobre temas que tien­den a centrarse en torno a la gula, la lascivia, la estafa y el robo», de forma que los que tienen «las ideas más sucias se consideran a sí mismos héroes y consiguen que los demás también lo sientan así».

 

                La creciente importancia de la sexualidad —y no sólo en el sen­tido simbólico— en la vida cotidiana de los trabajadores de la indus­tria doméstica rural fomentó un doble efecto en la actitud de ambos sexos y en los diferentes grupos por edad: contribuyó a rebajar la edad de la adolescencia y a igualar la actividad y los comportamien­tos sexuales de hombres y mujeres. La «inmoralidad» y la «desvergonzada libertad de ambos sexos» que tan frecuentemente criticaban los observadores de la clase media cuando comparaban a los artesa­nos rurales con los campesinos era sobre todo una crítica dirigida especialmente al comportamiento funcional de ambos sexos. Desde su punto de vista, basado en su propio modelo de comportamiento, las clases altas veían la igualdad del comportamiento de hombres y mu­jeres como el reflejo de una relación desequilibrada.

 

            Entre esta clase de personas, el hombre es reservado y son las mujeres las que se muestran dispuestas a seducir...  La muchacha corriente domina tan bien el arte de la coquetería como la dama; ella destapa sus senos sin vergüenza, así como desvela otros encantos, pero sólo en parte, porque sabe que esto da más resultado que descubrirlos completamente. Si el joven se resiste, ella intenta es­polear sus sentidos con aguardiente; y si el joven no acude a la cama de ella, la muchacha le visita a él en la suya. Viene a ser, práctica­mente, la historia de un romance en el que los papeles se han in­vertido. (J. M. Schwager.)

 

            P. KRIEDTE, H. MEDICK y J. SCHLUMBOHM,  Industrialización antes de la industrialización, Barcelona, Ed. Crítica, 1986, pp. 99-101.

 

            Al comienzo de la industrialización, cuando aún no hay máquinas automotoras, el capitalista acude a casa del trabajador. Después el sentido de la relación se invertirá, y el trabajador acudirá a trabajar a casa del capitalista. Ahora la tendencia capitalista es la de desubicar el trabajo. Pequeños cambios de gran significado.



Genaro Chic García

http://www.genarochic.tk/


Foro: http://prestigiovsmercado.foroes.org/forum.htm


Tfno. 954 62 58 88
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¿Y qué es peor que una crítica? - La crítica constructiva. La gente nunca te lo perdonará (Eliyahu M. Goldratt, La meta, Madrid, 1993, p. 251)


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